lunes, 20 de mayo de 2013


REVISIÓN DE MI PRÁCTICA PEDAGÓGICA EN TORNO A “AUTORIDAD Y LIBERTAD”

Docente: Ada Rocio Samaniego Pantigoso


CASO: Una situación que observo con frecuencia en las aulas es al momento de agrupar a las estudiantes para realizar trabajos grupales. En estos momentos suele suceder que:
Se conforman grupos de las más “chanconas” y quedan relegadas más de una estudiante (excluidas) que no tienen grupo y además no demuestran voluntad por integrarse.
Cuando van a los otros grupos (por autoridad del docente o porque algún grupo las invita), las estudiantes excluidas suelen mostrarse cohibidas y aceptan las opiniones de las demás.

A partir de esta observación, podría mencionar las razones que expresan las estudiantes para sustentar su accionar:
1.       Están haciendo uso de su libertad al elegir libremente el grupo con el que trabajarán, pues ya se conocen y saben cómo trabajan.
2.       Si se integran con otras estudiantes ellas no trabajan y no aportan nada a los grupos.
3.       Las estudiantes excluidas suelen mencionar que los grupos están completos, no las escuchan o las discriminan.

Frente a esta situación mi accionar como docente es seleccionar a las integrantes de los grupos de manera aleatoria. Las razones, a la luz de los documentos leídos, serían:

·         Desarrollo de competencias ciudadanas: El trabajo en equipo, la asignación de roles para cada miembro del grupo, la socialización, el debate e intercambio respetuoso de sus ideas y sentimientos son parte de los aprendizajes que se desarrollan en la interacción de los grupos y son parte de las competencias cognitivas, comunicativas, emocionales e integradoras que se propone el área de Formación Ciudadana y Cívica.
·         El aula de clase promueve la defensa de los derechos que se sustentan en la dignidad de todas las estudiantes y la práctica de valores que son universales y no particulares.
·         La libertad se practica con responsabilidad y autonomía. Cuando las estudiantes mencionan ser libres, no están demostrando un pensamiento autónomo sino heterónomo, no están privilegiando el bienestar común sino el individual y grupal.
·         Todas las estudiantes deben ser tratadas con igualdad y respeto a sus diferencias y opiniones, lo que no es sinónimo de desinterés o indiferencia, sino el respeto activo que se expresa en el “interés positivo comprender sus proyectos… siempre que representen un punto de vista moral respetable” (Cortina Adela, 1997: 240).
·         A través del diálogo sincero las estudiantes ponen en práctica sus habilidades sociales al interactuar, escuchar activamente, demostrar empatía y asertividad.

Por todo ello, considero que la práctica de estos valores cívicos y morales (infundida con la conformación de grupos heterogéneos) lograrán  progresivamente que las estudiantes demuestren ser personas preocupadas por el bienestar general, la convivencia democrática y ser ciudadanas que toman decisiones con libertad, responsabilidad y autonomía.



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